Nunca se ha visto a dos animales saliendo a juicio. El Derecho no existe en la naturaleza, es una creación social que sirve para que podamos vivir en armonía, es el orden de la libertad.

Esta creación humana ha tenido a lo largo de la historia múltiples efectos positivos. Entre ellos, permitir que dejemos atrás la barbarie para resolver nuestras disputas de manera pacífica, mantener la estabilidad democrática, brindar seguridad a las inversiones, etc. En suma, el Derecho ha creado la atmósfera perfecta para que las personas se autorrealicen.

No obstante, el tiempo pasa y exige cambios. En un principio, solo bastaba con tener un marco normativo que rija las relaciones jurídicas intrafronterizas. Sin embargo, pronto nos encontramos con que los individuos, cada vez con mayor frecuencia, mantenían entre ellos relaciones jurídicas transfronterizas. El inconveniente era claro: las personas solían estar sujetas a leyes de países diferentes.

La valla fue alta. En respuesta a este fenómeno, el Derecho para mantener vigente su razón de ser, la cual es ser una herramienta útil para la autorrealización del ser humano, ha tenido que modernizarse y plantear una solución a esta nueva realidad llamada globalización. Realidad que no abarca solo el tráfico internacional de capitales, sino que es un proceso en el cual las ideas y personas viajan con mayor facilidad, en gran medida gracias a las tecnologías de la información y comunicación y a los nuevos y más avanzados medios de transporte.

En este nuevo contexto, el mundo se hace más pequeño, los países abren sus fronteras, nos dan la bienvenida. Esta situación ha dado lugar a una revolución del conocimiento que ha permitido que surja una gama de nuevos descubrimientos, inventos y doctrinas.

Como era de esperarse, el Derecho estuvo a la altura de las circunstancias y ha podido sumarse a la ola de la globalización, aprendiendo de ella antes que ahogarse en la misma. Los beneficios para el quehacer jurídico son evidentes: las mismas instituciones jurídicas se aplican en distintos países, surgen instancias internacionales a las cuales tanto las personas como los Estados pueden acudir en búsqueda de justicia, existe una tendencia a la integración de los distintos ordenamientos jurídicos, se brinda una protección universal de los Derechos Humanos, etc.

La globalización es el hoy, ha dejado ya de ser el mañana. Este es uno de los pilares sobre el cual está construido el sistema educativo de la Universidad San Ignacio de Loyola, y en consecuencia, ese es el enfoque que prima en su Facultad de Derecho y en su nuevo periódico USIL Legal News. Desde esta tribuna les aseguramos que tenemos inserto en nuestro ADN este principio educativo, al cual se le dedica esta primera edición.

Así que ya sabes lector, globalización avisada no mata gente